Menú Cerrar

El origen de la Casa del Flan

Desde pequeño siempre me ha gustado cocinar, crecí en una familia donde cocinar era una parte crucial de la dinámica familiar y algo en lo que participaba tanto mi mamá como mi papá. Así que empezar un proyecto de cocina no era algo que no se pudiera esperar de mi.

El que fueran flanes por lo que me decidiera tal vez si tiene una nota de azar. No recuerdo el año, tal vez en el 2011 o 2012, fui con mi familia a un puesto de panuchos. Nos habían dicho que eran muy famosos, creo que se encontraba por Tanlum y que tenía el nombre de una diosa o princesa maya.

Yendo al punto, el lugar fue muy malo, sus panuchos y salbutes no eran incomibles pero podías ir a una decena de lugares en la ciudad donde estaban mucho mejores. Para cerrar la noche, y que no fuera tan triste debido a la mala comida, vimos en el menú que había un flan de queso de bola. Me llamó mucho la atención y lo pedimos.

Nos llevamos una gran sorpresa, el flan estaba muy bueno, pedimos casi todos en la mesa y algunos hasta repetimos, la noche estaba salvada y ahora queríamos más.

Llegando a la casa le dije a mi mamá que lo quería preparar, siempre me he considerado un fan del flan y del queso napolitano, por lo tanto lo quería aprender a preparar. Unos días después mi mamá consiguió una receta y lo preparamos. ¡Quedó delicioso! Hasta mejor que el del restaurante.

Ahí empezó todo, después de ese flan mi mamá me compartió una revista vieja con recetas de flanes de distintos sabores y eso me empujó a querer hacer flanes de todos los sabores posibles. Preparé el de elote, luego creé un flan de nutella y así hasta llegar a los más recientes como el flan de carajillo.